Antes del toque de veda electoral estaba juntando montones de razones, explicaciones y links acerca de por qué no se debe votar a Macri (pro-ceso, patria financiera, patria contratista, incompatibilidades empresa-estado, estatiazación de deudas privadas, contrabando, asociaciones ilícitas, muertos en el placard de todo tipo, concesiones truchas, cánones impagos, etc), pero entre que no me gusta decirle a nadie lo que tiene que hacer y que evidentemente el electorado macrista dista mucho de ser el público que pulula por este blog y por la mayoría de los que suelo visitar, queda en cada uno de ustedes/nosotros.
Lindos rasgos actuales con un futuro que asusta más que la ausencia de silueta y la sombra sobre el labio superior.
La modernidad corriente (qué hermosa y pictórica palabra es lauftend!, aunque no aplique) que dará paso a una domesticidad futura visible e incómodamente quieta.
Ofrendas entregables por única vez, sacrificios de bondad para una belleza que ya no es ni volverá a ser.
Los idiotas. Asomaron los idiotas. El ceceo, la incipiencia, el sobrepeso, los jadeos, los celulares tuneados, los chistes obvios, los lugares prestados, la persecuta escatológica, el lloriqueo, la no-realidad.
"Sin TRigo" nació como un simple nombre alternativo a un blog ajeno que no prosperó, para esa época yo ya hacía casi un año(?) que escribía en La Redó y me decidí a largarme con el blog propio.
El primer leit motiv fue "Sin TRigo pero con mucha paja", hubo otros, el que más duró fue "Sin TRigo pero con mucho fuego"; hubo un momento en que cayó en mis manos uno de esos libros que te queman la cabeza, hablaba -entre muuuchas otras cosas- de la importancia del maíz en la vida del aborigen americano (el maíz es el único cereal originario de América), un aborigen "sin maíz" no existe, muere, su vida toda gira en torno a su cultivo.
Puede decirse entonces que cada uno debe buscar "su maíz", yo ya estaba sin trigo y entonces empecé a buscar mi maizal.
Empieza hoy el "Camino al Maíz".
Pueden saludar al partir.
Pueden acompañar un par de kilómetros.
Pueden señalar los pasos a seguir si conocen el camino.
Pueden acercarse a saludar desde el borde del camino.
Pueden -cada tanto- alcanzarnos una vianda para recuperar fuerzas.
A veces un empujoncito o bastón puede ser de ayuda.
Alguno quizás pueda ofrecer refugio nocturno.
Voy a pie, hay lugar para quien quiera sumarse.
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