Los lentes siempre se rompen en viernes por la noche, como si periodicamente necesitasen recordarte su necesidad.
Son siete días de neblina, de un aura desconectiva alrededor tuyo, no ver te quita relación con el medio, te encerrás, no oís, no hablás, pero si lo hacés lo hacés balbuceando y sin tener noción real de los gestos de respuesta del interlocutor.
En tu mundo el día no es una amenaza, en el mío el día es la ausencia de luz, una célula de genética superior controlada por lo insondable y lo insoportable; una forma completamente nueva de plástico y furia, biologicamente optimizada pero con un pulso asfixiante.
En tu mundo soy una cosa de valor, en el mío soy yo tratando de dirigir mi vida, un drugstore habitado por lo insondable y lo insoportable; máquina, hueso y músculo intimando, lo nuevo, superior y más efectivo que todo lo que le precedió.
Cuando ya no podemos gritar y la realidad se desgarra es fácil olvidar que la responsabilidad recae sobre todos nosotros.
En tu mundo la noche no es una amenaza, en el mío la oscuridad se transforma en una visión del infierno, habitado por lo insondable, y lo insoportable.
Adaptación libre del tema Colony de In Flames, Letra. Biografía -y libros para bajarse- de Lovecraft acá. Si Lovecraft viviese sería compositor.
Acá un video para compensar a los innombrables del post de abajo:
Nunca me cabió el circo, ni como espectáculo ni como filosofía de vida. Me pido perdón por hacerle prensa a la primer banda internacional de cumbia, Kiss... qué banda de mierda!
La primera vez que la vi a ella le dije que me recordaba a vos, el porte, el pelo, los ojos, la mirada, las explosiones de alegría, hoy me detuve a observarla y me asombró la claridad de sus ojos, en ese momento me di cuenta que no se parece en casi nada a vos; sos más grácil, fina, elegante, tu humor es más inteligente, tu charla más interesante, es extraño, sé que me faltás, pero creo que ya no recuerdo tu cara.
La tía y el padrino tuvieron para mi los enormes tazones de espumoso y humeante Arlistán con leche acompañado de vainillas bañadas con chocolate; las milanesas más grandes jamás vistas y las papas fritas más sabrosas.
Tuve con ellos la total disponibilidad del tiempo y el control absoluto del control remoto; también allí llegaron las primeras referencias a lo nefasto intercaladas entre mano y mano de chinchón, aperitivos y picaditas.
La primer borrachera, aprender a jugar al truco, las contestaciones picantes.
Veinte años después de la pelea incomprensible llega la noticia con dos semanas de delay, y quizás me corresponda cerrar heridas que abrieron otros, quizás, pero esta vez queda para la próxima.
Novelas inconclusas escritas en colchones con olor. Impuntuales, dignidades en duda. Edades que dan mitades exactas cuando las otras doblan. Décadas circulares en un Marshall que acopla. La muy puta MTV y los SMS de Olé. El octavo en la bolsa y el bagullo en la agenda. La franela, los fotocromáticos, la tintura, el otro visitante. La botella vacía junto al zoom que no calienta. El abrazo de Edgar para matar la carne que se ensancha. Nubes sin pausa sobre aguas sin tormenta.
"Sin TRigo" nació como un simple nombre alternativo a un blog ajeno que no prosperó, para esa época yo ya hacía casi un año(?) que escribía en La Redó y me decidí a largarme con el blog propio.
El primer leit motiv fue "Sin TRigo pero con mucha paja", hubo otros, el que más duró fue "Sin TRigo pero con mucho fuego"; hubo un momento en que cayó en mis manos uno de esos libros que te queman la cabeza, hablaba -entre muuuchas otras cosas- de la importancia del maíz en la vida del aborigen americano (el maíz es el único cereal originario de América), un aborigen "sin maíz" no existe, muere, su vida toda gira en torno a su cultivo.
Puede decirse entonces que cada uno debe buscar "su maíz", yo ya estaba sin trigo y entonces empecé a buscar mi maizal.
Empieza hoy el "Camino al Maíz".
Pueden saludar al partir.
Pueden acompañar un par de kilómetros.
Pueden señalar los pasos a seguir si conocen el camino.
Pueden acercarse a saludar desde el borde del camino.
Pueden -cada tanto- alcanzarnos una vianda para recuperar fuerzas.
A veces un empujoncito o bastón puede ser de ayuda.
Alguno quizás pueda ofrecer refugio nocturno.
Voy a pie, hay lugar para quien quiera sumarse.
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